Pardina Pequera de Sarsamarcuello

La pardina de Pequera (no confundir con su homónima en la cabecera del río Asabón) se encuentra en una de las estribaciones de la Sierra de Loarre, en tierras de Sarsamarcuello.

Como en tantos otros casos, puede parecer aislada, pero se encuentra al pie del antiguo camino principal por el que se accedía al Pirineo desde el entorno de Ayerbe.  Para llegar a ella partimos de Sarsamarcuello hacia el castillo de Marcuello y continuamos descendiendo el barranco del Forcallo hacia las foces de Escalete o la Garoneta.  De hecho, la casa de Pequera se encuentra en la bifurcación del camino a la Foz de Escalete con el que se desviaba hacia la Foz de la Garoneta, pasando por la Pardina de Casablanca.

Por cierto que, además de la casa principal de Pequera, antaño hubo dos edificaciones más, que se encontraban un poco más abajo, en el camino hacia Escalete.  Eran conocidas como Casa Moreno y Casa Lucía.


Parajes olvidados

Los pardineros de Pequera fueron siempre propietarios.  Los más antiguos de los que tengo constancia fueron el matrimonio formado por Vicente Dieste, natural de Riglos y Eusebia Gracia, natural de Arguis.  La debieron comprar al casarse, ya que los padres de Vicente Dieste no vivían ahí.  Vicente y Eusebia sí vivieron en Pequera, donde nació su hijo Valentín Dieste Gracia en 1906.  El resto de hijos nacieron ya en Linás de Marcuello, a donde se trasladaron tras vender Pequera. 

La pardina pasó entonces a ser habitada por el nuevo propietario, Aniceto Bailo Omella, nacido en el último cuarto del s.XIX en el seno de una familia que económicamente no estaría mal, ya que al menos dos hermanos de su madre, constaban como trabajadores del gremio sanitario.  En 1890, Andrés Omella Mairal era ministrante en Triste y Mariano Omella Mairal era médico cirujano en Jaca.

En Sarsamarcuello aún recuerdan ver como, tras fallecer Aniceto, bajaron el ataúd en un mulo desde la pardina.  La pardina pasó entonces a la siguiente generación, a quienes les tocó vivir la peor parte, la de la Guerra Civil y posguerra, cuando les quemaron la casa y les quitaron las vacas.
 
Ruinas de la casa, reconstruida a principios de los años 40

Y es que, tras la Guerra, todas estas sierras fueron zona de escaramuzas de los maquis, con las consiguientes represalias de las fuerzas del orden a los habitantes del lugar a quienes, más tarde o más temprano, se les acusaba de no colaborar para acabar con el problema.  Los maquis por el día se escondían en la sierra y por la noche bajaban a dormir a la zona de la ermita de Marcuello.  Cuentan que tenían un código de “piedras apiladas” al pie del camino para avisarse de si la Guardia Civil estaba por ahí o el camino estaba libre.
 
En Sarsamarcuello recuerdan cómo un día mataron a uno y lo bajaron a hacerle la autopsia (¿?) encima de las piedras de la muralla de la iglesia.  Los críos se asomaban a mirar y la Guardia Civil los echaba.

También recuerdan que los pardineros estuvieron un tiempo sin volver, pero finalmente regresaron y, mientras recontruían la casa, se establecieron en una choza, en la que vivían con dos bueyes, pollos, etc.  No obstante y pese a reconstruir la casa, en los años cincuenta abandonaron la pardina.  Comenzaba el fin de un mundo.

Comentarios

  1. Hola Óscar. Ya veo que sigues pisando tierras perdidas. Las ultimas veces que pise esas tierras, fue por los años 70 en una excursión en tren hasta el apeadero de Riglos, cruzar la sierra , comer en casa blanca y hartarnos de cerezas que aun quedaban por los huertos. Hacia pocos años que estaba abandonado y aun se podía andar . Ahora supongo que estará con mucha maleza, y las cereceras habrán desaparecido.
    Después del recorrido fuimos al tren a la estación de La Peña. ! Que recuerdos me traen tus excursiones!...
    !Continua que lo haces muy bien y seguro que disfrutas! ...Un abrazo

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    1. Hola Andrés! No sé qué me hacía el blog, que no me avisaba de los comentarios.. En los 70 todo eso estaba casi recién despoblado. Ahora está todo muy perdido, aunque la verdad es que no recuerdo las cereceras. Por Casablanca pasé un día de verano con mucho calor y no di demasiadas vueltas. Vaya banda de tordos estáis hechos! ;-) Me alegro que disfrutes con los relatos. A ver si voy poniendo alguna otra historieta. Gracias por tu comentario y un abrazo también para ti!

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  2. Fantástico reportaje de unas tierras y usos y gentes que desconozco, y que quedan anotadas en mi memoria por si algún día me acerco por allí, que todo puede ser...
    Un maravilla, Óscar!
    Un abrazo

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    1. Hola Moni! Muchas gracias! Supongo que por ahí sucede igual que por aquí. Que todas las sierras que hoy están despobladas albergan muchas historias de cuando estaban a rebosar de gente, y el último rincón era un ir y venir de gentes.. Siempre intento guardar la memoria.. Un abrazo también para ti y gracias de nuevo por tu comentario!

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  3. La familia Dieste Gracia, eran mis bisabuelos maternos. Su genealogía, aparece en uno de mis artículos: Los Dieste, un linaje altoaragonés.

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    1. Hola Alfredo,
      Encantado de saludarte. Te conocía de leer tus (magníficos) artículos en la revista Serrablo. Siento haber tardado en contestarte, porque ya cerré el blog y no "paso" por aquí.. :--) Qué casualidad lo que me comentas.. Es un territorio bien bonito y, la verdad, pasé una tarde agradable en Sarsa escuchando historias de la pardina.
      Un saludo!

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