Jánovas (Huesca)
Los datos de este texto están extraídos
del completísimo libro “Jánovas. Víctimas de un pantano
de papel”, de Marisancho Menjón Ruiz. Lo preparé hace ya tiempo, cuando leí que ya estaba
concluida la redacción de los planes
de rehabilitación de Jánovas, Lavelilla y Lacort; pueblos expropiados hace más de 50 años para la construcción de un teórico pantano, que nunca se llegó a hacer.
Jánovas sigue esperando
El pantano de Jánovas, que no es más que el proyecto del aprovechamiento hidroeléctrico del río Ara, nació alrededor de 1911, cuando un alto representante de la burguesía catalana solicita dos concesiones de caudales del río Ara: una en el T.M. de Fiscal y otra en los TTMM de Albella, Jánovas, Boltaña y Aínsa, para producir energía. Tras varios cambios de titular, y ya en 1917 constituida en Sociedad, “Aplicaciones Industriales”, obtiene la aprobación de estos saltos (salto es el lugar de donde se obtiene la energía), sumados a otros dos en el Cinca: el de Escalona y el de Laspuña. La intención de la empresa era el aprovechamiento conjunto de los dos ríos, ya que desde el principio se consideró que únicamente el Ara no sería rentable, por haber poco desnivel.
Por otro lado, y aquí surge el problema, en 1915 surge la
Ley de Riegos del Altoaragón, donde el Estado daba, con
carácter preferente, la explotación de todas las aguas de las cuencas
del Gallego y el Cinca. Así que eran dos los intereses que se
enfrentaban, ya que no suele coincidir el momento en que las
hidroeléctricas y los regantes necesitan desembalsar, debido a que el
consumo de electricidad es mayor en invierno, mientras que los campos
precisan el agua principalmente en verano.
Los desacuerdos entre ambas pretensiones originan que el
proyecto sea continuamente modificado por “Aplicaciones Industriales”,
aumentando cada vez más la altura de la presa para generar más
electricidad y compensar las pérdidas por el agua de riego. En 1929
otra nueva solicitud era ya la de una presa de 55 m ,
que inundaba por tanto Jánovas, Lavelilla y Lacort.
El Estado seguía sin ver clara la rentabilidad de la presa, por lo que “Aplicación Industriales” desiste y vende su concesión a una nueva empresa creada, Iberduero.
El Estado seguía sin ver clara la rentabilidad de la presa, por lo que “Aplicación Industriales” desiste y vende su concesión a una nueva empresa creada, Iberduero.
Iberduero se pone rápidamente manos a la obra y aumenta la
altura de la presa (de 55 m
se pasa ahora a 90 m )
y el volumen embalsado. Con esta nueva y potente hidroeléctrica
comienzan los problemas, ya que el Estado declara el proyecto de
Utilidad Pública en 1951, “a efectos de expropiación forzosa de terrenos
y bienes afectados”.
Vistas de Jánovas
Aún con todo, Iberduero no estaba contento con el Estado, ya
que seguía teniendo que compartir el uso con los regantes, que estaban
creando nuevos regadíos en los Monegros. Por ello, decide ampliar
nuevamente el proyecto, cambiando el “Salto de Fiscal” por el “Salto de
Javierre”, proyectando un nuevo pantano en Sarvisé. Así pues, en 1952
el Estado da otro nuevo plazo a Iberduero para un nuevo proyecto.
Para complicar más el tema, en 1955 otra hidroeléctrica,
ENHER, redacta el proyecto del pantano de El Grado, complementario de
Mediano. Cuanto más alta fuera la presa de Mediano, menos desnivel
tendría Jánovas para generar electricidad, por lo que se decide retrasar
el inicio de las obras una vez más. Al final, en 1963, Iberduero
compra las concesiones para ser el único con derechos sobre las aguas
del Ara Entonces empezaron los problemas.
Los primeros afectados directos fueron los 14 pueblos de la
llamada “Solana de Burgasé”. En 1961 se les obliga a desalojar para
repoblación forestal, ya que, resumiendo, la erosión que se produce en
esos terrenos acaba aportando tierra a la zona del embalse.
La Solana, toda reforestada
Para evitar papeleos y tiempo con la expropiación, Iberduero fue comprando terrenos. Es relativamente sencillo dividir y convencer a la gente, cuando le adviertes que de todas formas, la vas a echar, aparte de lo que supone meterte en juicios con una hidroeléctrica (imaginad en el año 60). Tras varias visitas a abogados en Zaragoza, varias familias empezaron a vender. Las primeras, como siempre, las más pudientes, que empezaron una nueva vida en Barcelona, Zaragoza…pero, ¿y los que no tenían propiedades, más que un oficio, un pequeño huerto y unos animales?, ¿A dónde ir?.
Tricas, uno de los pueblos de la Solana; también
desalojado
por el embalse "de papel"
Este era el caso de los Buisán y los famosos Garcés. Ellos notaban que algo raro sucedía, ya que lo normal es que la presa se haga con el pueblo aún vivo, como en Barasona, Tiermas, Fayón (famosas imágenes de la gente, que no se había querido marchar, saliendo en barcas por los balcones), o Mediano. Pero en Jánovas no. Iberduero compraba, pero la obra no empezaba.
Como en Jánovas la gente tampoco se iba, Iberduero decidió
empezar a dinamitar las casas de la gente que había marchado, sin avisar
y para “convencer” de que iba en serio. Debido a las barbaridades que
se produjeron, hasta la Guardia Civil
actuó y se prohibió seguir dinamitando con la gente dentro del pueblo.
Otro episodio traumático fue el cierre de la escuela. Ya que
aún había niños en Jánovas, desde el Ministerio en Huesca no se permitía
el cierre de la escuela, aunque el edificio era ya de Iberduero. Para
lograrlo, consiguieron echar a la maestra; trajeron otra, que también
marchó. La tercera sustituta ya debió cabrearlos, por lo que el 4 de
febrero de 1966, Jesús Alonso González, empleado de Iberduero, se
presentó en la escuela, de una patada tiró la puerta, entró jurando e
insultando, agarró a la maestra por los pelos y la sacó fuera. Detrás, a
patadas y empujones, salieron todos los críos. El problema de la
escuela había quedado resuelto, pues nadie quiso volver.
Triste imagen de la escuela, con la pizarra esperando a algún niño
En los siguientes años, los empleados de Iberduero se
dedicaron a de todo un poco: labrar los campos sembrados por la gente,
romper acequias, destrozar el molino (que abastecía de electricidad a
toda la Solana y el Valle de
Vió), etc (ya que por otra parte, todo era suyo). También llegaron y
cargaron en un tractor todo lo de la iglesia, santos, campanas, pila
bautismal...dejandolo como uso para corral de cabras.
La iglesia, en una foto reciente
En aquella época, las dudas de Iberduero sobre la rentabilidad eran ya enormes y se decide ampliar nuevamente el proyecto de embalse. Tantos años llevaban de estudios, que el plazo de presentación se les acabó en 1967. Aún así, presentaron una solicitud de prórroga en 1971, por estar “en estudio”. ¡Y la prórroga se admitió! (ya que justo entonces vencía el plazo legal, por llevar 20 años, desde 1951, sin hacer nada).
Iberduero presenta un nuevo informe, en el que solicita
ampliar nuevamente la presa, hasta los 120
m de altura, embalsando 548 Hm3 (el mayor de Aragón),
para que resultase económico (seguían teniendo que compartir el agua
con los regantes). La nueva solicitud inundaba tres pueblos más, Santa
Olaria, Ligüerre y Javierre, y los términos de San Felices, Borrastre,
Planillo, Albella, San Juste, Arresa y Fiscal. Aún con esas cifras,
tenía duda de la rentabilidad (con que imaginad con la que tenía
concedida, de “solo” 189 Hm3).
Javierre de Ara, otro de los
lugares que vio su historia cercenada por el pantano
A esas alturas había emigrado ya todo el mundo, excepto el matrimonio de los Garcés (y los Buisán, que iban para verano). Debido a ello, comienzan las presiones. Desde Patrimonio Forestal, donde trabajaba, le llega una carta de despido. Por tres veces les taparon el puente de acceso al pueblo, cruzando raíles, echando cemento, quitando los maderos (el Estado impedía tirarlo)…Como dice Emilio Garcés, “cuantas más putadas nos gastaban, más ganas teníamos de quedarnos. No iban a poder con nosotros”. De todas formas, como ni al Estado ni a Iberduero le corría mucha prisa, ninguno de los dos se atrevía ni a seguir para adelante, ni a desechar todo el proyecto.
Debido al paso del tiempo, y según la
Ley de Expropiación Forzosa, si 5 años después de la
expropiación, no se han comenzado las obras, se deben revertir todas las
tierras a sus propietarios. Los vecinos solicitaron la reversión 2
años antes de acabar el plazo (según la ley), así que fue pasando el
tiempo y el día antes de vencer el plazo para revertir, el 29 de
diciembre de 1982, la empresa colocó un cartel por obras en la entrada
del pueblo, llevó dos palas mecánicas y se levantó acta notarial. La
empresa disponía ahora de nuevos plazos.
Después de todo ésto...¿hacemos como si nada hubiera pasado?
Iberduero redacta un nuevo proyecto en 1983, y consigue por fin que surjan efectos las presiones. Los Garcés; “acompañados” por 14 Guardias Civiles, el Gobernador Civil de Huesca y un empleado de Iberduero, “acceden” a marchar del pueblo a Campodarbe, donde les dan una casa y tierras. Al llegar se dan cuenta que tales tierras no existen y la casa está espaldada, por lo que vuelven rápido a Jánovas, pero ya es tarde. Durante el trayecto la empresa ha tirado su casa.
Avisados los Buisán, vuelven a su casa, para defenderla del
desahucio, aunque de nada sirvió. La Guardia Civil
llegó, entró, tiró por la ventana todos los enseres de la casa,
muebles, vajilla… y picó suelos y paredes, hasta dejar solo el tejado y
los muros. Eso sí, les sacaron el puchero del fuego y se lo dejaron en
la era. “Por si quereis comer”, les dijeron. Ya no hubo más vida en
Jánovas, aunque hoy en día la presa siga sin hacerse.
Debido a los continuos desmanes, el primer Justicia de Aragón,
Emilio Gastón, decide intervenir solicitando informes a la
CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) y la
DGA. Lo que le contestan está bien claro, la
obra sigue sin hacerse porque Iberduero es contrario a los caudales
ecológicos impuestos por ICONA y a compartir la presa con los regantes.
Si el Estado no cofinancia las obras, Iberduero considera inviable la
obra. Finalmente, la
CHE remite el expediente a Madrid recomendando denegar el
proyecto.
Finalmente, llegan a un acuerdo: El Estado expropiaba la
concesión a Iberduero, y hacía la obra con dinero público, ofreciendo
luego a la empresa su aprovechamiento hidroeléctrico. De esa forma,
desde el primer céntimo serían ganancias para la empresa. Así, la obra
se incluyó en el Pacto del Agua de 1992 y en el Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro (con los
informes negativos de la
CHE , la Abogacía del Estado y la Comisaría de Aguas).
Además, en 1991 los vecinos había vuelto a solicitar la
reversión, ya que habían transcurrido otros 20 años sin hacer ni una
obra. Esta vez fue además el Defensor del Pueblo el que les dio la
razón. Reconocía a los afectados el derecho a restituirles las tierras.
Pese a ello, Iberdrola (ya no era Iberduero), presenta otro
proyecto para evitar la nueva reversión justo a tiempo, por lo que en
1995 se deniega nuevamente la reversión. Para entonces, Iberdrola había
vendido los derechos a ERZ (grupo ENDESA). La historia se había vuelto
a repetir.
En los últimos años un montón de instituciones han entrado en
el problema: COAGRET (Coordinadora de afectados por grandes embalses),
el COMENA, SEPRONA, Asociación ARA…y comienzan las disensiones dentro
del propio MIMAM (Ministerio de Medio Ambiente), con opiniones
claramente en contra del embalse, por muy diversas razones.
Curiosamente, fue un político de vacaciones en Ordesa,
secretario general del MIMAM, el que fue convencido para “hacer las
cosas bien y dejar trabajar al técnico responsable. Que se firmaría lo
que el técnico dijese”. El caso es que su actitud le costó el puesto
(en esa época estaba de Secretario de Estado de Aguas Benigno Blanco,
recien llegado de la Directiva de Iberdrola),
pero logró publicar en el BOE de 10 de febrero de 2001 el informe real, la Declaración de Impacto
Ambiental del Salto de Jánovas: Negativa, por lo que no se considera
pertinente su construcción.
Además, en 2003 la Audiencia Nacional
obliga a la
CHE a tramitar el expediente de caducidad de las
concesiones del Cinca y el Ara (92 años después de su inicio, sin haber
empezado las obras!).
Y en eso se resumen los últimos 100 años en Jánovas: se
tuvieron en cuenta los intereses de acá, de allá, de esta empresa, de la
otra; pero nunca a las personas. Es el relato de lo que sigue
ocurriendo hoy en día, cuando los intereses de particulares chocan
contra los de una gran empresa: Lograron expropiar 17 pueblos y mantener
las obras sin empezar durante un siglo sin que pase nada. Así
funcionan las cosas en esta sociedad.
Debido a que tarde o temprano empezarán las obras (según la
noticia ya han desbrozado todo el pueblo), es totalmente recomendable
una visita a este pueblo sobrarbense, para ver un ejemplo de lo que
nunca debió haber sido.
Famoso "reló" de sol de Ascaso
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