Arraro. Sierra de Guara (Huesca)
Lugar
bastante cercano a Huesca y excursión tan corta como poco frecuentada.
Una vez lleguemos, en un lugar para mi encantador, encontraremos un ábside semiderruido con unos muy bonitos sillares de arenisca roja y de caliza clara entremezclados, así como los restos de la planta de la ermita.
Como bibliografía de éste y de tantos lugares olvidados os propongo hoy “La Montaña olvidada”, de Arturo González Rodríguez; de donde he sacado
información para este texto.
La existencia de lugares como Arraro
hay
que entenderla desde una perspectiva histórica, ya que conforme va
avanzando la Reconquista , se van creando poblaciones y
fortificaciones que afiancen el territorio, a lo largo de toda la sierra
prepirenaica. Todo
ello preparando el asalto final al gran hito: La Conquista de Huesca.
Así, encontramos el Castillo de los
Santos en Sevil, el Salto del Roldán, Ordás…
En este caso, Arraro es hoy lo que queda
de una bonita ermita románica perdida entre la maleza.
Para llegar,
recomiendo ir desde Santa Cilia de Panzano, siguiendo la subida a
Ballemona.
Actualmente está balizada con postes, por lo que solo hay que seguir éstos. Hay un primer desvío al principio de la subida a Ballemona, marcado como un camino en los mapas, pero se pierde rápidamente por lo que es mejor seguir el camino balizado, que es el mejor conservado.
Huellas de varios animales, camino de Arraro
Actualmente está balizada con postes, por lo que solo hay que seguir éstos. Hay un primer desvío al principio de la subida a Ballemona, marcado como un camino en los mapas, pero se pierde rápidamente por lo que es mejor seguir el camino balizado, que es el mejor conservado.
Ya desde la pista de Santa Cilia, y para
tener claro donde vamos, hay que tener en cuenta un puntón de
conglomerado que destaca entre un denso pinar de repoblación (como se ve
en la primera foto). Es
justo ahí donde se levanta la ermita.
Arraro
Una vez lleguemos, en un lugar para mi encantador, encontraremos un ábside semiderruido con unos muy bonitos sillares de arenisca roja y de caliza clara entremezclados, así como los restos de la planta de la ermita.
La iglesia, cuyo ábside está pegado al
precipicio, estaba dentro de un recinto fortificado, cuya torre de
observación estaba en lo alto del puntón y de la cual aún se pueden
observar restos.
Y fuera de dicho
recinto fortificado, más al sur, quedan restos de viviendas medievales,
que hoy no son más que amontonamientos de piedras y restos de cerámica.
Es asombroso estar en un lugar tan
desolado y comprender como hace más de mil años, hubo gentes que
establecieron en estos lugares su vida, en condiciones tan difíciles,
probablemente atraídos por la oferta de la explotación de los recursos
circundantes, a cambio de establecer y mantener el núcleo.
Vista del Cubilars desde la ermita
Como bibliografía de éste y de tantos lugares olvidados os propongo hoy “
Gracias por citar mi libro La Montaña Olvidada, Arraro es un lugar fascinante. Cuando yo empecé a ir por allí la única manera era llegar al norte del puntón por la pista, y tirar jabalineando hacia el sur, a la búsqueda del puntón... Es un lugar mágico.
ResponderEliminarGracias.
Hola!
ResponderEliminarDe nada, de nada. Encantado de que hayas pasado por aquí a leer algo.
Me gustó mucho tu libro. Es algo que había pensado muchas veces: La bibliografía sobre el Pirineo está más que sobredimensionada en todos sus valles y en cambio la Sierra, incomprensiblemente, tenía un gran vacío sobre esta zona. Es un más que interesante libro si te interesan zonas aisladas y perdidas. Muy bueno! Saludos cordiales y a seguir disfrutando del camino!