Han derribado Rompesacos
Me acaban de llegar unas fotos del derribo de la Casa de Rompesacos. A muchos les parecerá una tontería, pero me he quedado de piedra, si es que se puede usar esta expresión aquí. No sé si será casualidad, pero justo el fin de semana pasado decidimos ir a pasar la mañana por ahí y que me hija pudiese conocer esa pardina.
Poco ha podido defenderse (gracias a Nacho de Visús por la foto)
Es decir, que no estoy unido a esta pardina más de lo que puedo estar unida al resto; o sea, más allá de la devoción que acaba uno sintiendo por estos parajes cuando dedicas varios años de tu tiempo libre a un libro sobre el tema. Pero es cierto que por Rompesacos tenía una especial predilección. Incluso en el Heraldo de Aragón llegaron a publicar un artículo a raíz del libro.
La nada (gracias a Nacho de Visús por la foto)
Esta casa me parecía una auténtica preciosidad. Y es algo que la gente que la vivió recuerda. El impresionante caserón que te aguardaba en lo alto del camino, divisando el barranco de Paternoy a oriente y el de Gabás a poniente...
Vista desde el norte, aún con su chaminera en pie (Foto de Juanjo Ara)
Ya cayó hace poco su chaminera, y probablemente no hubiera aguantado un invierno lluvioso; pero la visión de esa pala derribando sus muros me ha dejado anonadado.
Hasta otra...
Hoy hemos perdido un cachito (más) de nuestra historia.
Cuanto disparate se comete, en mi pueblo han derribado una casa que estaba declarada BIC,(Bien de Interés Cultural). Y el magnolio centenario que tenía a su lado lo talaron.
ResponderEliminar¿Como te quedas?.
Saludos.
Creo que nos cuesta entender que somos testigos del final de un mundo y el comienzo de otro. En la sociedad actual, tener 500 ha de bosque y pastos no es rentable, mientras sí lo es traer ternera o madera de ultramar. O sea, que seremos testigos de la desaparición de esta y muchas otras edificaciones similares. A eso se suma la falta de apego (a cualquier cosa no material) que reina hoy en día. Estoy seguro que nuestros antepasados no están contentos con lo que ven...
EliminarSeguro que tu amigo, el sr. Topo, se llevaría un disgusto si le contasen que cosas como esta suceden hoy en día...
Saludos también para ti
Que pena el tener que ver estas situaciones.
ResponderEliminarMe alegro de haber podido disfrutar en su momento. Se que la vida en esas pardinas era duro, pero comparando con la actualidad, alguno se sentiria muy contento de poder disfrutar de aquellas grandes amistades que se vivia entre pardineros
Cada momento tiene sus pros y contras. Y volver a eso es imposible. Pero seguro que entre ese punto y este, nos hemos saltado el equilibrio.
Eliminarsaludos!
Una pena, qué poco cuesta destruir y cuánto crear o preservar. Enhorabuena de nuevo por tu libro y tu trabajo, Óscar. Un saludo.
ResponderEliminarPues sí. La primera foto se me antoja el choque de dos culturas, como esas películas en las que atacan a los indios con cañones.
ResponderEliminarUna antigua pardina, levantada piedra a piedra y derribada en una hora por una pala... Es una pena...
Gracias por tus comentarios, Javi! Salud también para ti..
Uno se queda sin habla viendo esa fotografía. Se entiende y se asume que estas viejas casas se vayan desmoronando por el tiempo, en cierta manera las dignifica ya que no deja de ser una manera natural de morir. Pero ver una excavadora derribándola, en pleno monte...
ResponderEliminarGracias (alegres) Óscar por habérnosla enseñado en tu libro y gracias (tristes) por habernos también mostrado su triste final.
Muchas gracias Enrique.
EliminarYa digo que es una sensación extraña ver estas (y otras tantas similares) situaciones. Desde ermitas que llevan un milenio en pie a casas que llevan un siglo, estamos dejando caer todo nuestro patrimonio. Como todo se mide bajo el criterio de rentabilidad (exceptuando, claro, los chanchullos que todos conocemos), acabaremos sacrificando todo por lo que nuestros antepasados han peleado. Parece que podemos ser poco más que espectadores... Un saludo y gracias de nuevo por tu comentario
Soy hijo y nieto d los últimos habitantes d la casa q s han cargado, s m acaba d romper el corazón, podría escribir 300 linias con lo q siento, han hecho como en paternoy. Bien x la conservación d nuestra historia. Sólo son capaces d borrarlo. Q triste.
ResponderEliminarPerdón x no poner mi nombre, es Jorge Lain, gracias
ResponderEliminarHola Jorge,
EliminarEncantado de que te hayas pasado por aquí. Si además te unen lazos de sangre, no quiero imaginar la sensación... Como hemos dicho en los comentarios anteriores, la ruina es el final natural de cualquier edificación. Pero ver como una enorme pala derrumba un caserón así, con lo que fue, con lo que significó para mucha gente, con lo que probablemente en otro lugar podría haber sido... Deja sin palabras. Es una pena, esta manera que tenemos de entender las cosas en el s.XXI, tirando por tierra lo que han levantado durante siglos y siglos.... Un abrazo y gracias de nuevo por tu comentario.
Gracias a ti x responder, sabes si queda algo o s lo llevaron todo? Aunque solo sea para cojer una piedra, d recuerdo, un pedacito, d algo q ya solo existe en la memoria. A ver si encuentro una foto q hizo d la casa mi padre allá x los años 60. Todavía estaba habitada. .Vivo en Barcelona, la verdad es q la familia s dividió entre jaca, francia, Zaragoza, y Barcelona. X desgracia ya murió toda esa generacion gracias y un abrazo.
EliminarHola Jorge,
EliminarNo he vuelto a pasar por ahí desde la semana antes del derribo. No sé cómo estará o si se llevaron todo. Me parece imposible que no se llevasen antes el dintel con la fecha de la casa, pero vete a saber... Lo que está claro es que a estas alturas ya no estará. Pero lo cierto es que no lo sé. No sé si aún quedará algún montón d pie
Supongo que ya habrás visto mi libro, así que habrás visto las fotos que tengo de Rompesacos (en una sale tu familia en la puerta). Si tienes alguna foto más y si no te importa, te agradecería mucho que me la pudieses escanear... Un abrazo también para ti
Hl oscar t envíe un mensaje x facebook. Haber si conectamos
EliminarNo se si os servirá de consuelo pero hace unos meses recupere unos ladrillos de esta magnífica pardina testigo directo de una cultura recordada pero desaparecida tristemente y con ellos he hecho un hogar precioso que cada vez que enciendo me deja un regusto agridulce. Por un lado me evoca todas esas magníficas pardinas desaparecidas la mayoría de ellas, que se ubican en torno al Asabon y por otro lado , me digo , bueno aquí hay un pedazo de Rompesacos.
ResponderEliminarUna pena.
Buenos días,
EliminarQué buena idea, la verdad... Me alegro que, al menos, el recuerdo no se pierda. Un saludo y gracias por tu comentario,