Menudos habitantes
En mi última visita a Labati, del cual ya hablé en alguna ocasión, me detuve a contemplar más detenidamente a sus habitantes.
Estos bosques húmedos son tan ricos en vida que, como en las
aventuras de Gulliver, merece la pena arrodillarse o incluso tumbarse a
contemplar qué está sucediendo bajo nuestros pies.
Vida a raudales en Labati
Reparé en unas protuberancias que sobresalían de entre el
musgo y se me antojaron pequeñas chimeneas, posiblemente de alguna fábrica de
oxígeno que tuviese el bosque escondida bajo la alfombra de hojarasca.
O tal vez únicamente fuesen ascocarpos de Xylaria o similar. Pero como de esto último
sé más bien poco, prefiero quedarme con la primera idea. La de que tal vez haya pequeños operarios de
gorro puntiagudo, afanados en producir esa atmósfera tan rica que se
respira.
Muchas gracias por el amable comentario que has dejado en "La cuaderna de un galeón"en mi blog.
ResponderEliminarLa foto de cabecera bien pudiera ser una acantilado de mi querida costa cántabra..
Un saludo y desde ya cuenta con mi seguimiento del blog.
La entrada de Lanzarote me trae muy buenos recuerdos.
Un saludo.
De nada, tejón.. :-)
EliminarVaya blog inspirador que tienes. Lo definen muy bien muchos comentarios, la perfecta combinación de texto y fotos...
La foto de cabecera son acantilados en las islas Orcadas, en Escocia. Otro paraje que deja sin palabras (aunque no tiene mucho que envidiar al Cantábrico, eso es cierto).
En Lanzarote estuvimos este verano y me encantó. Por distinto y por bonito...
Nos vemos.. Saludos!