El muérdago (Viscum album)

Para comenzar el año, unas líneas sobre el muérdago, una planta que lleva más de dos mil años sirviendo de decoración de fin de año, en nuestros días ligada a la Navidad y desde los tiempos de los celtas ligada al solsticio de invierno.  La podemos ver a menudo en el bosque, aunque a veces no reparemos en ella.  

Muérdago (Viscum album) sobre Pino Royo (Pinus sylvestris)

El muérdago es una planta semiparásita (es decir, que sintetiza clorofila pero necesita de la savia de otras plantas), que crece principalmente sobre las ramas de árboles de hoja caduca, como manzanos o álamos, pero también sobre abetos o pinos. Existen distintas subespecies, según la especie que colonizan.

Florece entre febrero y mayo y los frutos maduran al final del verano.  El fruto es una baya pequeña, no comestible, verde cuando está inmadura y después traslúcida, de color blanco o amarillo.  La diseminación es llevada a cabo por los pájaros, en especial tordos, que al frotarse contra las ramas, dejan fijadas las pegajosas semillas, a partir de las cuales se desarrollan unas raíces capaces de absorber la savia de las ramas del árbol huésped. 

En cuanto a sus propiedades, el consumo del muérdago en dosis elevadas puede ser perjudicial para el corazón, pero con un uso adecuado tiene múltiples utilidades:  acción sedante, ansiolítica, efecto estimulante sobre el sistema inmunitario e incluso se usa en el tratamiento contra el cáncer.  Posiblemente por tan particulares características, fue considerada una planta mágica ya desde el tiempo de los celtas.  Era muy usada por los druidas, que se reunían en torno a las encinas cargadas de muérdago para hacer sus oraciones (sí, sí...igualito que lo que contaban en Astérix).

El solsticio de invierno la planta era cortada y distribuida entre la gente para que la colgara del dintel de la entrada de su casa y se protegiera contra los malos espíritus. Desde entonces sigue vigente esa tradición. Además, la leyenda de que el muérdago garantiza la fertilidad sigue estando vigente en muchos países del norte de Europa y hasta nuestros días ha llegado la tradición de besarse cuando nos encontramos debajo de una rama de muérdago.

En un plano más terrenal, los frutos contienen un mucílago pegajoso del que se obtenía el conocido "besque", que se untaba en varillas y se usaba para cazar pájaros.  Y digo "se usaba" porque seguro que todos de niños hemos visto el "kit" de cazar cardelinas, pero hoy es una práctica prohibida.  No obstante, sigue perviviendo la tradición del beso debajo del muérdago, una tradición que gusta mucho más, especialmente a las cardelinas... 

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