Los cajicos de Botaya y Bernués

En el llano de San Indalecio, casi en la misma puerta del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, encontramos los conocidos como "Cajico de Botaya" y "Cajico de Bernués". 
  
 Cajicos de Botaya y Bernués

Su apellido proviene de que eran dichos pueblos los que tenían el derecho de usarlo como lugar de reunión el día de la romería de San Indalecio.  Hablamos del Voto a San Indalecio, celebrado por primera vez en 1187 por 238 pueblos del piedemonte (y redolada) de San Juan de la Peña.  Más de 800 años después y tras haber desaparecido muchos de aquellos lugares, todavía superan el medio centenar los pueblos que conservan esta preciosa tradición.

Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, con el hermoso telón de fondo de Oroel

Esta maravilla de cajicos, con más de tres siglos a sus espaldas, habrán vivido los buenos tiempos en los que ambos pueblos, antes de que la despoblación los diezmase, se sentaban a su sombra mientras toda la pradera se llenaba de romeros, cruces y estandartes.  Tradición que, seguramente, fue transmitida por el imaginario colectivo desde la antigüedad, cuando los concejos se reunían bajo un árbol característico para tratar sus asuntos. 


Cajicos de Bernués y Botaya

En la actualidad ya no conservan dicho uso en la romería y, de hecho, se encuentran vallados.  Incluso aunque nuestro comportamiento con ellos sea respetuoso, el estar en un lugar tan turístico hace que las continuas visitas acaben apelmazando el suelo, por lo que la lluvia no penetra y el estado del árbol acaba empeorando.  Ciertamente, en muchos casos estos árboles pueden ser víctimas de su propio éxito, así que debemos ser conscientes de la suerte que tenemos disfrutando de estos ejemplares y aprender a respetarlos.
 
Y colaborar en que no se pierda su historia.  En eso estamos.



Nota: Para saber más sobre tradiciones en torno a los árboles y muchos otros relacionados, podemos consultar los libros de "Arboles de junta y concejo" y "La memoria del bosque", de Ignacio Abella.

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