Ascensión a Jálama (Sierra de Gata)

Aproveché las vacaciones para subir a un pico que hay en San Martín de Trevejo, el pueblo de mi padre.  Será la enésima descripción sobre una ascensión a Jálama,  pero aprovecharé para de paso contar alguna curiosidad sobre la zona.

La máxima altura de la Sierra de Gata es el pico de Jálama (Xálima en la lengua local), que con sus moderados 1.492 m de altura, te permite disfrutar de unas vistas tremendas y a media mañana estar tomándote una jarra de cerveza helada en la plaza.


 Vista desde la cima de Jálama / Xálima (1.492 m)

Jálama y la Sierra de Gata son el último esfuerzo por elevarse que hace el Sistema Central antes de caer definitivamente en Portugal; además, la zona a visitar ofrece mucho más de lo que nadie pudiese esperar en el tiempo que vivimos: autenticidad.

Todo el conjunto serragatino, de naturaleza silícea, procede fundamentalmente de la Orogenia Hercínica.  Por ello, y debido a su antigüedad, hoy en día la Sierra de Gata es un conjunto montañoso de suaves formas, constituidas por las viejas superficies de erosión, elevadas posteriormente por la Orogenia Alpina.


 Jálama, omnipresente en San Martín de Trevejo


En la Sierra se pueden observar tres batolitos bien diferenciados: La unidad granítica de Béjar-Plasencia, la unidad plutónica de Santibáñez y Jálama  y la unidad plutónica de Gata.  La intrusión de estos batolitos en la Sierra además ha generado un metamorfismo de bajo grado, lo que explica la abundancia de cuarcitas, pizarras (más típicas en las Hurdes) y otras rocas similares.   
En cuanto al suelo, puede considerarse pobre, más en las zonas graníticas que las pizarrosas.  Lógicamente, la dificultad de meteorizar el granito provoca que en muchos taludes veamos a los árboles prácticamente enraizados sobre la roca madre.  No obstante, la frondosidad de las masas forestales provoca la existencia de un buen horizonte de humus. 





San Martín de Trevejo.  Bonito pueblo para pasear de día o de noche


Nuestra ascensión parte de San Martín de Trevejo, aunque hay otras opciones desde Acebo, Villamiel o la cara norte.

San Martín de Trevejo está en el límite provincial de Cáceres y Salamanca, a escasos kilómetros de Portugal y enclavado en el llamado Val de Xálima. 



 Chozos, construcciones tradicionales de origen celta y usadas como vivienda pastoril hasta hace pocas décadas.

El ser zona fronteriza ha marcado la vida de estos lugares.  Históricamente la zona sufrió mucho las guerras entre España y Portugal, lo que acabó arrasando completa y literalmente todos los pueblos en alguna ocasión.  Y económicamente, la raya, como se denomina aquí a la frontera creó un entramado comercial, de portugueses y españoles que traían y llevaban de acá para allá café, tabaco, aceite, paños y un largo etcétera.

Desde el blindaje de la frontera el comercio tradicional quedó restringido, lo que creó la figura del macuteiru o contrabandista.  El estraperlo era un medio de complementar las reducidas rentas, y los montes se llenaron de caminos por los que ambos, macuteirus y carabineros jugaban a un peligroso juego del gato y el ratón, principalmente por la noche.  Unas veces llegaban a su destino, otras se veían obligados a tirar el macuto y salir corriendo... En fin, muchas historias para escuchar.

Monumento a os macuteirus en EljasUn medio y modo de vida en la época de mis abuelos

En los tres pueblos del valle se habla una lengua (a fala) mezcla de gallego, portugués, leonés y castellano antiguo (resumiendo, para no entrar en controversias).  La variante de San Martín se denomina mañego.


A fala, la lengua típica de este valle, O Val de Xálima

La primera parte de la excursión sigue la misma ruta que la descrita en el post del Castaño.   Nos introducimos en el Soto, o Soitu, un precioso bosque que por la orientación de la ladera y la propia disposición de la Sierra tiene una gran influencia atlántica, lo que permite descubrir un bosque que nadie espera.  De hecho, además del hermoso robledal y castañar por el que pasamos, hay una gran cantidad de árboles que hacen de este Soto un espacio único: alisos, mostajos y una sorpresa: Este Soitu de San Martín de Trevejo es el lugar con mayor número de olmos de montaña de todo el Sistema Central.


 Los helechos cubren la mayor parte del sotobosque


 Internándonos en el Soto


Distribución del olmo de montaña en el Sistema Central





Ulmus glabra, el olmo de montaña, con sus grandes hojas



Una vez salimos del Soto llegamos al Puerto de Santa Clara, límite de las provincias de Cáceres y Salamanca.  Nosotros elegimos subir por el cortafuegos, hasta un camino a la izquierda que sale justo cuando acaba.  Ya solo tenemos que seguir los mojones, que siguen un rato el camino y se desvían a la derecha (bien indicado con una flecha hecha en el suelo), ya fuera de sendero.



La Divina Pastora. Población aislada de cabreros con más que curiosas historias


Las Torres de Hernán Centeno, as Torris, fueron hogar de "traviesos" personajes

Metidos entre el brezo, el piorno y las escoberas seguimos los mojones que se dirigen claramente a lo alto del cordal.  Pasamos por una nevera o pozo de hielo, evitamos alguna vaca cuernilarga y finalmente llegamos a la cumbre, todo en menos de 3 horas.  Se ve la provincia de Salamanca al norte, la Sierra de Gata al este, Portugal al oeste y la provincia de Cáceres al sur.   Realmente bonito.  Al bajar nos encontramos con una excursión que venía de Aldeia do Bispo (Portugal) y un abuelete con muchas ganas de hablar nos estuvo explicando la última vez que pasó por ahí, escapando de carabineros, agazapado entre el brezo.  En fin, curiosas historias de otros tiempos en los que faltaban muchas cosas y sobraba hambre.

Bajamos por la misma ruta dando un pequeño rodeo para estar a la hora del vermú en la plaza.




El embalse del Prado de las Monjas en primer plano.  Al fondo se siluetea La Almenara de Gata

Como curiosidad para los mañegos que pasen por aquí y hablando de las historias que han ocurrido por estos montes.  En “Memorias de un hombre de acción”, una novela corta de Pío Baroja sobre la vida de Juan Martín “el empecinado”, a partir del capítulo XIX (página 111), Juan Martín y sus compinches pasan por la zona.




Mi padre quiso acompañarse en esta ocasión



Comentarios

  1. Gracias por la información.
    Le iré echando un vistazo a toda es trabajo que tienes por subido a la web, que ya veo que es mucho.
    saludos!

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