El bosque esclerófilo mediterráneo. Sierra del Peco (Zaragoza)

El bosque mediterráneo está formado por árboles planifolios de hojas persistentes, con un porte más reducido que los de los bosques templados.  Principalmente son fagáceas (encinas y alcornoques).  Es el típico bosque que todos conocemos en nuestra zona como "carrascal".

Carrascal en la Sierra del Peco.   
Foto de Naturaxilocae

Una de las principales estrategias evolutivas de estos árboles para hacer frente al estrés climático, es su hoja esclerófila.  El estrés se debe principalmente a la sequía, que  para empeorar las cosas, coincide en el tiempo con las altas temperaturas estivales.  A ello hay que sumar la irregularidad en las precipitaciones y el frío invernal.

 Hojas de Quercus ilex (izqda: subsp ilex; derecha: subsp ballota)
El color grisáceo de la hoja se debe a la presencia de pelos muy cortos y densos

La esclerofilia consiste en unas hojas con una cutícula muy gruesa, protegida por cubiertas pelosas o céreas, tendentes a aliviar la transpiración.
Los estomas de estas hojas están concentrados en el envés, incluso en el interior de cavidades, para reducir el calentamiento que provocan las altas temperaturas.
Esta disposición de los estomas hace que tengan una baja eficiencia fotosintética, por lo que estos árboles tienen alrededor del doble de superficie foliar que un haya.
La eficiencia fotosintética también varía a lo largo del día, produciendose incluso un cierre de estomas al mediodía.
Todas estas protecciones reducen la absorción de CO2 y la fotosíntesis, pero al mantener la hoja todo el año, logra dilatar el periodo productivo.

De los múltiples bosques esclerófilos que podemos encontrar a nuestro alrededor, he elegido una excursión curiosa, para realizar en coche y con tantas paradas como queramos.  A realizar mejor en primavera u otoño, ya que tanto en invierno  como principalmente en verano, el tiempo puede no darnos tregua.
La excursión es una ruta circular Paniza – Aladrén -Vistabella- Herrera de los Navarros - Luesma – Fombuena – Autovía A-23 – Paniza; alrededor de 68 km.  Por supuesto, podemos hacer infinidad de rutas alternativas por la zona, ya que hay diversos senderos balizados que podemos realizar, si únicamente queremos conocer una zona determinada.

 Vistabella

Comenzamos en Paniza, saliendo por una pequeña carretera entre viñas.  Poco a poco vamos introduciéndonos en la sierra, hasta llegar a Aladrén.  Seguimos por la carretera hasta Vistabella.  Conforme pasan los kilómetros entendemos el dicho “Vistabella y Aladrén están juntos y no se ven”.

En Vistabella nos salimos de la carretera a Cerveruela y  escogemos el cartel de “Herrera de los Navarros”.  
Al salir de Vistabella pronto abandonamos el asfalto.  La carretera va subiendo internandose en la Sierra, entre carrascas y un sinfín de flores de carácter netamente mediterráneo: cantueso, madreselva, jaras y un largo etcétera.

 Cantueso (Lavandula stoechas)


 Jara (Cistus albidus)

 Ferula (Ferula communis)


 Acedera redonda (Rumex induratus)

 Madreselva

 Conforme avanzamos los kilómetros nos damos cuenta del aislamiento de la zona.  Por fin, comenzamos a bajar hasta llegar al cruce de la carretera de Herrera de los Navarros. 

 Paridera abandonada en mitad de la sierra

Antes de girar a la derecha, hacia Luesma; un buen sitio para parar es una especie de área recreativa que hay al lado de un bonito embalse, a 1 km aproximadamente dirección Herrera.

 Pequeña represa en Herrera de los Navarros

Continuamos hacia Luesma y Fombuena, pudiendo visitar cualquiera de estos dos pueblos, para constatar la despoblación de la zona.

 Campos en Luesma

 Serbal en Luesma

En Fombuena, al lado de la carretera, podemos ver un paisaje acarcavado  sobre pizarras paleozoicas.  En la vegetación predomina ahora el enebro y la sabina.   

Cárcavas en Fombuena




 Sabina

Y nada más pasar el casco urbano, en una bajada con curvas, podemos ver una más que curiosa encina, crecida en lo alto de una enorme roca.  Muy bonita.


 Carrasca de Fombuena


Por fin, y tras pasar unas granjas, a mano izquierda sale un sendero que nos lleva a “Datos”, los restos de un poblado celtibérico.  Poco queda de lo que sería el pueblo, pero te hace reflexionar de lo pequeñitos que somos.


 Poblado Datos

En pocos km estamos de vuelta en la A-23.  Una ruta interesante, en un entorno aislado a pocos km de Zaragoza.

Comentarios

  1. Excelente reportaje! Qué bonitas fotos, tengo que conocerlo algún día (estoy en Zaragoza, me queda a un tiro de piedra madrugando).

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    1. Pues sí! Es un entorno curioso, y fuera de la época de mayor calor estival (primavera, por ejemplo) es una bonita opción para conocer la provincia. Saludos!

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